¿Y si nos quitamos la fachada?: la búsqueda de nuestro propósito REAL de vida
Todos nos pusimos una fachada, una coraza, para enfrentar a una sociedad que a veces puede ser dura y cruel. Para evitar el dolor preferimos mostrarnos como los otros quieren vernos, así nos duela, por dentro nos quebremos y queramos salir gritando que no es ese el lugar donde queremos estar.
Hoy te quiero invitar a que te despojes de esa ropa que ya esta desgastada, sucia y muy usada y comiences a usar esa que tu quieres ponerte, ¿cual es ese cuerpo que tu quieres habitar? ¿Esa voz? ¿Ese lugar en el mundo?
¿Qué pasaría si hoy te dijera que tienes permiso para hacer lo que siempre creíste imposible…? ¿Cuál sería ese sueño?
Voy a comenzar por mí
Hoy me despojo de querer ser una mujer fuerte y que puede con todo, hoy quiero contarte que sueño con alguien que esté a mi lado, que me acompañe, me ayude, me escuche, con quien reir, y con quien pasar mis días. Sí, suena algo anticuado, pero mi sueño de familia aún sigue intacto en mi corazón y en mi alma y no quiero esconderlo.
Sueño con que mi voz sea escuchada por muchas personas y poder tocar muchos corazones, hablar sin miedo, decir lo que quiero decir sin estar pensando en agradar a nadie, porque esto es una carga muy pesada, que he llevado por muchos años y que hace unos años comencé tímidamente a borrar, pero hoy quiero que salga de mi vida por completo.
Quiero vivir ligera de cargas y del ‘deber ser’. Sin que esto signifique que quiero ser hippie; hoy entendí que tengo dentro de mi una princesa que sueña con el cuento de hadas y que además ama la comodidad, pero también tengo esa mujer salvaje que ama la naturaleza, la tribu y los rituales. Puedo habitar a ambas, no tengo ni quiero excluir a ninguna de ellas, como lo pensé por mucho tiempo. Pensaba que ambas no podían existir en este mismo cuerpo pero hoy sé que en mi habita la naturaleza y el amor por los animales pero también me encanta la elegancia, el glamour y las delicias de una vida plena y abundante.
Sueño con una familia unida, que se respete y se ame y que podamos mostrarnos en nuestra completa imperfección y aun así seguir siendo muy amados. Quiero sacar de mi vida y la de mis hijos el estereotipo de perfección y del amor con condición. Quiero normalizar hablar de emociones y sentirlas sin reprimirlas; cuando entiendo que el amor es algo que sale de mi y que no es una transacción pues es allí donde puedo darlo sin condición, sin esperar nada a cambio. Soy una persona absolutamente amorosa y por años me sentía muy frustrada por no sentir este amor en reciprocidad y hoy puedo entender que existen miles de formas de amar y que además yo solo puedo dar lo que soy, así como el otro también lo hace.
Me puedes leer como utópica y romántica, pero así como Gandhi y Martin Luther King tenían sueños absurdos y grandes, yo también los quiero tener. Quiero esperar que un fractal, que es como el aleteo de una mariposa, se sienta y se reproduzca en muchas partes del mundo.
Mi realidad hace parte de lo que soy, de lo que pienso y sueño, entonces seguiré soñando y sintiendo esta hermosa realidad para mí, para mis hijos y para el mundo entero.
¿Y tú, qué sueñas?
Y ahora que te conté todo lo que llevo dentro del corazón, y como me quiero deshacer de las máscaras, me gustaría que tú también hicieras el ejercicio. Te lo pregunto de nuevo: ¿Qué pasaría si te dijera que hoy tienes el permiso para hacer lo que siempre creíste imposible?
Si quieres que construyamos juntos esa vida que sueñas, agenda una cita conmigo en el siguiente